lunes, 16 de diciembre de 2019

Celos


Tan lindo y luminoso por fuera, pero tan terco y poco brillante por dentro. Me es imposible entenderte. Ay, cariño, lo estás arruinando por completo, si es que ya no está jodido. ¿Por qué rayos tratas de llamar mi atención buscando ponerme celosa, cuando hay mil mejores maneras de hacerlo?. Exponerte ante otras no va a tener ningún efecto sobre mí, soy a prueba de balas, ¿o es que acaso eres tú el que está celoso?. Entonces, ¿me estás castigando? Otro absurdo. ¿Acaso no ves que solo tengo ojos para ti?, y morirías de risa si te dijera que se necesita tan poco. Basta con ser amable, o sea, ¿ni que fuera tan difícil?, aunque tiene que nacerte de adentro, no a modo de pose, ¿me explico?.

Definitivamente no logras ver más allá de mis ojos, te quedas muy corto, y creo que te estás desesperando al no tener ningún resultado, porque hace apenas un par de horas, cuando me mantuve firme sobre algo que no te pareció, me cortaste la llamada, totalmente descortés. Aunque no lo creas, te perdono de corazón, lo cual no implica que dejaré de tomar medidas para mantener el respeto entre nosotros.

¿Qué más te puedo decir? Es una irremediable tragedia ser testigo de una estrella fugaz cuyo paso por el mundo fue tan bello y veloz que ni siquiera se tomó la molestia de conocerme de verdad. Todo este tiempo juntos parece ser un desgaste innecesario. Confío en que sea exactamente lo contrario.

Vamos, chico, basta ya, que lo nuestro no tiene por qué terminar así. Echémonos a reír y olvidémoslo todo, ¿ok?. Empecemos de nuevo, de cero... intentémoslo otra vez… pero eres tan terco, tan terco… que no me estás dejando más alternativa que dejarte ir.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Mensaje a la Nación de este Blog


Me gusta decir que siempre he tenido una inclinación natural por las letras, lo cual, por más que me guste decirlo, realmente no creo que sea cierto. Lo que sí es un misterio es cómo desde pequeña ciertas situaciones me fueron empujando a ese camino. Bien, las personas que me conocen saben que lo que -por ahora- admiro más de las obras de literatura es la creatividad del autor, esa capacidad de crear cosas novedosas, únicas, que difícilmente a alguien más se le puede ocurrir (aunque debo decir que a veces suceden sospechosas y legítimas coincidencias; en serio, me he topado con algunas de ellas). En fin, estas personas que me conocen saben que existe un libro que ha sido muy importante para mí y que ha tenido -y sigue teniendo- una influencia enorme sobre mis trabajos literarios. Quizás sea porque es un libro genial, quizás porque llegó a mí en una época en la que era ingenua y fácilmente impresionable; la verdadera razón no es relevante para los fines de esta entrada; ese libro es "Rayuela", de Julio (ajá) Cortázar. Le debo mucho (y me debe unas cuantas también), así que he decidido embarcarme en la arriesgada tarea de analizarlo bajo el lentes subjetivo y desastroso de mi nivel de escribidora. Posiblemente renuncie en el primer intento, salga corriendo en la primera línea o caiga enferma en el proceso, pero mi vida va pasando y siento que antes de abandonar el mundo debo hacerlo. Sí, creo que se lo debo, no sé si al libro en sí (porque a veces se me ocurre pensar que las novelas tienen una vida propia, totalmente independiente a la del autor), o a Cortázar, o qué sé yo. Es el momento y lugar preciso, es lo que a mi manera de ver lo justifica, o por lo menos así me parece en esta madrugada. Antes de enloquecer más, creo que lo mejor que puedo hacer por mí misma es irme a dormir en el acto. Sólo queda precisar que publicaré mis análisis según vaya avanzando. Quién sabe, quizás algún día alguien los encuentre en el mar de la internet y le ayude en algo.

Fin ( o "***", como lo escribiría Cortázar).