Curiosamente estoy caminando por los Laboratorios, en realidad fuera de ellos, y se me ocurre la idea de que soy un fantasma olvidado, que morí hace muchos siglos y que las cortinas viejas que veo son del pasado en un presente que no existe más. E intento comunicarme con mi hermana, la llamo a través de mi teléfono móvil y no me contesta, sin embargo sé que me ama tanto o aún más de lo que la amo yo. Y estoy, para variar, infinitamente triste, y recito mi poema de “llueve, mientras todo llueve, pero llueve más dentro de mí que afuera, y los versos se hacen trizas… nunca, nunca quise ser poeta”. Y recuerdo a mi alma gemela, a la mejor amiga que he tenido, y la veo tristemente envuelta en un hedonismo que no hace más que alejarla del amor verdadero que desea. Ella es poeta, yo no. Yo soy solo un fantasma que, más temprano que tarde, se desvanecerá: “Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible, no puedo amarte.” y Bécquer me dirá: “¡Oh ven, ven tú!”
jueves, 29 de octubre de 2015
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