sábado, 22 de septiembre de 2018

Como dice la canción (2)

Como dice la canción: "¿Quién te cortó las alas, mi ángel?, ¿quién te arrancó los sueños hoy?, ¿quién te arrodilló para humillarte?... ¿por qué lo permitiste, ángel de amor? Déjame curarte, vida, déjame darte todo mi amor...".

martes, 18 de septiembre de 2018

El misterio

Supongamos que lo que escribo en este blog sea literatura (con todas las más sentidas disculpas del caso para los literatos de verdad), supongo que como soy escribidora puedo darme la libertad de decirlo y es de suponer que finalmente mi condición anule todo lo que escriba, de modo que estoy autorizada para continuar con mi conciencia en paz.

Usar la literatura para explicar la literatura… me voy a arriesgar.

Haber, la literatura es un arte precioso, mágico, que nos conmueve, nos permite expresar contextos, mundos, realidades, sueños y hasta abstracciones, pero luego de eso, detrás de eso, ¿qué?, ¿qué? Nada, conjunto vacío. A veces me pregunto si es correcto que eso sea todo, si acaso no lo estamos desnaturalizando, tergiversando, desvirtuando, deformando. Para mí la literatura, para que termine de explicarse, debería tener un propósito más elevado, algo así como los relatos con moraleja, te dejan una enseñanza.

Haber, empiezo de nuevo: Yo escribo porque se me da la gana, porque nace de mí, es como un impulso incontenible, siento que puedo escribir lo que sea, pero si no tiene un objetivo, ¿de qué sirven tan hermosas palabras? Por eso no creo que la literatura se baste a sí misma, que sea capaz de justificarse en ella, que se baste para valer, no lo concibo. En cambio, si pienso en la literatura como un arte para un fin, me satisface a medias, porque de ello sigue ¿para qué fin?.

¡Atención!: Sin embargo, la literatura sigue y seguirá siendo un misterio dentro de la naturaleza del ser humano, porque proviene de un misterio mayor y está al servicio de este: es la forma más sencilla de argumentarlo, de darle consistencia infalible, y ni aún en mi puesto de La Escribidora me atrevo a contradecirlo.

Kelly, ¿y el misterio mayor? Es Dios.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Tregua

Aquí estoy, finalmente, (“después de todo, después de tanto”) cansada de estar cansada, porque uno puede llegar incluso a cansarse de estar cansado.

Estoy aquí, en las alturas, atraída por esa voz silenciosa que cada cuanto me llama hacia esta dirección y me invita a una tregua. El cielo poco más alcanzable, los edificios y las autopistas debajo, me alivia. Es extraño, no logro descifrarlo. Detrás del cristal, sobrecogida, me limito a observar, expectante y al mismo tiempo sin la menor idea de nada. Ni siquiera sé bien lo que quiero decir, pero igual deseo intentarlo: Luego de varios días más la suma de otros años desorientada, viviendo dentro del caos de las exigencias y presiones, impulsada por la confusión a veces autogenerada, producto de la inercia de lo cotidiano, etcétera, con solo mirar este paisaje mi mundo se detiene, e inclusive todo es menos malo, hasta mis metidas de pata. Veo esperanza, cosas hermosas y un futuro brillante.

En serio pienso que es Dios hablándome desde otro plano. En este momento no tengo la menor duda de ello. Claro, lo más probable es que mientras baje por las escaleras o por el ascensor olvide por completo lo que pasó y vuelva a la frenética carrera del día a día, por eso lo escribo, para recordar que, aquí, desde las alturas, Dios me ha mostrado la verdad una vez más.